
Esta piedra nació a la luz mundial con el nombre de Ametrino, que es una fusión de amatista y citrino, sus dos componentes que le dan los característicos colores que no se repiten en ninguna otra parte del mundo. Sin embargo, ese nombre no influyó positivamente en el exigente mercado de las gemas, razón por la cual el gemólogo Rodolfo Meyer la rebautizó como "La Bolivianita" debido a su rareza y con el fin de mejorar su cotización comercial.
Una Leyenda
Una hermosa historia de amor, convertida en leyenda, rodea la aparición de esta gema. Hace cientos de años, la bella princesa Anahi, de la etnia de los Ayoreode, fue conquistada y se casó con un soldado español. La relación provocó los celos e intrigas en los miembros de la tribu, haciendo presumir que se presentaría una inminente tragedia.
La situación no escapó a la bella princesa, que antes de poner a salvo a su amado y como prueba de amor, le entregó una preciosa piedra que la leyenda llamó "La Lágrima de Miel y Violeta". Este acto provocó la ira de los Ayoreode, que cegaron la vida de la princesa por haberle entregado su amor y la joya a un extranjero. Se cuenta que en el siglo XVII, los europeos llegaron a conocer la piedra preciosa de la princesa Anahi.
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